El sector público nacional terminaría el año con un superávit fiscal financiero del 0,3% del PBI, en buen romance se logró una meta impresionante de superávit, pero no sobra nada para el año 2025.
Esto implica que habrá que trabajar con motosierra para bajar el gasto, y esperar que el rebote económico aporte más ingresos fiscales para lograr un superávit holgado, que posibilite bajar los derechos de exportación, que en 2024 sumaron una recaudación de $6.030 millones, e impuesto a los débitos y créditos bancarios que durante el año sumaron $9.417 millones. El primero representó el 4,6%, y el segundo el 7,2% de la recaudación, entre ambos el 11,8% de la recaudación total.
Con estos números, queda claro que la baja de impuestos vendrá seguramente en el cuarto trimestre del año, y bajo ningún supuesto será en forma total, se buscarán bajas parciales para satisfacer las necesidades de todos los actores de la sociedad. En diciembre, hemos comenzado a observar que muchos impuestos crecieron en recaudación por encima de la inflación, como es el caso de IVA, Consumo, Ganancias e impuesto al cheque.
Inflación, dólar y plazo fijo: ¿qué le espera al Gobierno en 2025?
Esta conducta del Poder Ejecutivo a la hora de manejar las cuentas públicas nos asegura que no tendremos déficit, no habrá emisión de dinero, que faltaran pesos, sobrarán dólares, la inflación, tasa de interés y tasa de devaluación seguirán en descenso.
Los tres grandes eventos del año 2025 serán el acuerdo con el FMI, la eliminación del cepo y el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. No parece que estos eventos puedan tener una materialización hasta los meses de marzo o abril en el caso del acuerdo con el FMI, y el acuerdo bilateral con Estados Unidos quedaría en el mejor escenario para el segundo semestre del año 2025.
Levantar el cepo implica que el Banco Central República Argentina tenga los dólares suficientes para atender la demanda de los particulares, se estiman en u$s6.000 millones los dividendos de empresas que quieren migrar del país, con lo cual las reservas brutas deberían ubicarse como mínimo en torno de los u$s50.000 millones, y tener reservas netas positivas. Difícil, pero no imposible.
Mientras tanto, los mercados darán el veredicto de cómo evolucionan estas acciones, no sin antes considerar que la suba observada en los últimos meses ha sido muy importante, y no descartamos una toma de ganancias.
¿Qué pasará con los bonos y acciones argentinas?
Los bonos argentinos hoy muestran un rendimiento en torno del 10% anual, lo que posibilitó la baja del riesgo país a la zona de los 600 puntos. Bajo el gobierno de Mauricio Macri, el riesgo país estuvo en los 350 puntos, no tenían superávit fiscal y tampoco cepo, esto último en la gran diferencia con el actual gobierno.
Los bonos en dólares soberanos pagarán amortización y renta el 9 de enero, con lo cual el 7 de enero cortarán cupón en bolsa, las series AL y GD 2029 y 2030 pagarán amortización y renta, mientras que el resto pagará solo renta. Esto modificará los precios de los títulos en pizarra. Creemos que los bonos soberanos son una excelente inversión, pero tienen acumulada una gran suba, con lo cual un «descreme» en las cotizaciones parece saludable, y de esta forma se prepararían para un rally alcista cuando estemos más próximo de un acuerdo con el FMI.
En materia de acciones, estamos transitando los máximos históricos de muchos papeles, con un mercado internacional que tracciona a la baja, sin definiciones claras en Estados Unidos, devaluación del real de Brasil más el yuan en China, y valuaciones empresariales que parecen elevadas en el actual contexto económico.
Mucho se habla de que el mercado 2025 será Brasil, no comparto esta opinión. Las acciones de Brasil bajaron demasiado, pero el cambio de gobierno se producirá en el año 2027, tenemos Lula para rato, esto implica populismo y algo más.
En Argentina, todo hace pensar que el oficialismo tiene posibilidades de ganar las elecciones de mitad de mandato, una ratificación del rumbo y un levantamiento del cepo nos puede llevar al riesgo país que tuvimos entre los años 2016 y 2018, las acciones deberían escalar nuevos máximos, y el ingreso de capitales plancharía al dólar.
Las fechas decisivas que tienen que mirar los inversores
Paciencia es la palabra indicada, se ganó mucho en el año 2024, hay que desensillar hasta que aclare el año 2025.
Las fechas claves son el 20 de enero, día en el que asumirá la presidencia Donald Trump, y el 29 de enero, la primera reunión del año de la Reserva Federal. Pasados estos eventos, nos quedan las negociaciones con el FMI, y las perspectivas de la cosecha gruesa 2024/25, que aportará dólares a partir de finales de marzo en adelante.
La llegada de los resultados de las empresas al cuarto trimestre 2024 comenzará en febrero, otro aliciente más para poder encontrar motivos para una suba del mercado local.
En conclusión, enero es un mes para desensillar hasta que aclare, hágase amigo de la liquidez, acciones y bonos deberían ajustar a la baja, y si desea comprar, no se apure: el mercado le dará la oportunidad que busca.