jueves, enero 9, 2025

Top 5 Semanal

Relacionadas

Un auténtico Chicago Boy analiza el experimento Javier Milei

Cada tanto en Chile reaparece el revisionismo histórico de lo acontecido en los ’70 y ’80 en materia económica durante la dictadura de Pinochet. Sin duda el llamado neoliberalismo sigue agrietando a la sociedad trasandina tras varias décadas. En la actualidad, con la magra performance del gobierno de Gabriel Boric y el efecto Milei, resurge el debate de las políticas económicas que se implementaron en esos años y los resultados alcanzados que reposicionaron a Chile en el concierto mundial.

Los llamados “Chicago boy’s” continúan así generando debate, documentales como el de Fuentes y Valdeavellano, y libros como el más reciente de Sebastián Edwards “The Chile Project: The Story of the Chicago Boys and the Downfall of Neoliberalism”. En momentos en que se embandera el Gobierno de Javier Milei bajo el estandarte liberal resulta interesante conocer la visión de uno de los auténticos “Chicago Boys”, el economista chileno Rolf Lüders, que ocupara el ministerio de Economía y de Hacienda con Pinochet, quien analizó la influencia de los “Chicago Boys” en el proceso de cambios que vive Argentina durante una entrevista que le hiciera Marcelo Soto para ExAnte.

A continuación las definiciones más relevantes del reportaje:

Pregunta: ¿Qué acerca y separa al liberal Milei de los Chicago Boys de Chile?

Rolf Lüders: Tanto Milei en Argentina como los Chicago Boys en Chile se hicieron cargo de la política económica en sus países en momentos de profundas crisis tras años de proteccionismo e intervencionismo del Estado. Ambos estiman, en términos generales, que la prosperidad económica está asociada a la existencia de mercados libres en todo orden de materias económicas y sociales. Dicho eso y en la actualidad, Milei, influenciado por el pensamiento de Murray Rothbard, pareciera ser partidario del anarcocapitalismo, doctrina que incluso llega a propiciar la eliminación del Estado. No conozco a Chicago Boy alguno que sea partidario de una medida tan extrema, a pesar de que muchos probablemente son partidarios de recortar el tamaño del Estado y de ampliar el rol de los mercados libres y competitivos.

P.: ¿Milei reconoce la influencia de la Escuela de Chicago en Chile o subvalora su aporte?

R.L.: Sí lo reconoció. De visita en Chile, antes de iniciar formalmente su carrera política, alabó en varias ocasiones privada y públicamente la labor de aquellos responsables de las reformas económico-sociales en Chile.

P.: El tipo de cambio es un tema central como lo fue para Chile entre 1979/82 (cuando se fijó el precio del dólar), ¿Milei está haciendo algo parecido, puede producirse una crisis?

R.L.: Chile adoptó en la segunda mitad de los ‘70 una tablita cambiaria para controlar las expectativas de inflación. Se fijó el tipo de cambio con una tasa de inflación implícita decreciente en el tiempo y se liberó casi totalmente el mercado cambiario. En Argentina, en cambio, ahora se fijó una tablita con una inflación implícita del 2% mensual para la mayor parte de las operaciones de cambio internacionales y se permite el libre cambio para las demás. En Chile el esquema aplicado entonces, basado en el ajuste automático de la balanza de pagos, dio buenos resultados hasta que la economía se vio excepcional y severamente afectada por la crisis externa de esos años. En efecto, el ajuste de la economía requería una reducción de los salarios de una magnitud imposible de lograr políticamente. En Argentina los tipos de cambio libre y oficial se han igualado, lo que es en sí un logro importante. Pero está por verse cuáles serán los próximos pasos de las autoridades, conducentes a alcanzar un solo tipo de cambio libre y estable, hoy muy apreciado, y el prometido cierre del Banco Central. Estos pasos los debe dar Milei en un ambiente en que la creciente pobreza se puede transformar en un ambiente definitivamente hostil a las reformas.

P.: ¿Qué valora del manejo de la economía de Milei y cuáles son sus principales avances?

R.L.: En un año logró eliminar el déficit fiscal, reducir drásticamente la inflación, iniciar una serie de reformas estructurales mayores, y lograr el comienzo de un ciclo de crecimiento económico; y lo ha hecho sin perder apoyo político. No obstante, la tasa de pobreza ha seguido aumentando y estaría excediendo ahora el 50%. La experiencia argentina pareciera confirmar que es prácticamente inevitable incurrir en altos costos relacionados a reformas de coyuntura y/o de estructura importantes. En esta materia, lo que suceda en Argentina en los próximos meses será decisivo y se podrá juzgar si el gobierno puede seguir con su programa de reformas o las presiones políticas lo fuercen a moderar el tranco. Por la visibilidad internacional del proceso argentino, cualquiera de las alternativas finalmente prevalecientes, afectarán la forma y contenido de las políticas económicas en una buena parte de la región y posiblemente también, del resto del mundo.

P.: La económica chilena no está bien, ¿habría que tomar algunas decisiones de Milei?

R.L.: Es cierto, sin embargo, nuestra economía dista de tener los problemas coyunturales y estructurales de Argentina. Las reformas realizadas a partir de 1973, durante el régimen militar y posteriormente durante los años de la Concertación, nos han permitido alcanzar una institucionalidad relativamente moderna, de modo que nuestros problemas tienden a ser de un carácter distinto de aquellos más apremiantes en Argentina. Eso sí, podemos aprender de Argentina la necesidad de mejorar sustancialmente nuestra situación fiscal, para ojalá incluso generar el ahorro público necesario para reponer los fondos de reserva del pasado reciente. Además, igual que nuestros vecinos, debemos superar la incertidumbre institucional prevaleciente y atacar el problema de la burocracia.

P.: ¿Qué considera lo más positivo y lo más negativo de la propuesta de Milei?

R.L.: Lo más positivo es, sin duda alguna, la orientación general de las medidas tanto coyunturales, como estructurales, aplicadas hasta ahora. Ellas están orientadas en lo fundamental a sanear la situación fiscal, reducir el tamaño del Estado, privatizar empresas estatales, liberar el comercio internacional, liberar los mercados internos e introducir competencia, es decir, transformar a la economía de Argentina en una moderna economía de mercado. Y tengo dudas sobre la política cambiaria, en particular sobre el atraso que en esa materia se está produciendo.