lunes, diciembre 23, 2024

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INVAP: Variaciones nucleares findeañeras | Página|12

El dato se tiene desde hace dos semanas, pero sin la trascendencia que merece: la empresa rionegrina INVAP acaba de patentar en los Estados Unidos una mini central nuclear. Y ha fundado una compañía a tal efecto.

Especializada y respetadísima como empresa nuclear y aeroespacial, y uno de los orgullos de la investigación científica argentina, INVAP ha dado este paso excepcional creando una compañía (de nombre Meitner Energy) a efectos de conseguir inversores a partir de registrar una central nuclear “mini” reconocida por la autoridad norteamericana de regulaciones nucleares (la Nuclear Regulation Authority-NRA).

Así se ha iniciado un proceso que será lento, complejo y sobre todo muy costoso, por lo que obviamente convocará a más inversores. Y que según Daniel Arias –que es uno de los más agudos especialistas en estas materias– «la única sorpresa es que INVAP no hiciera esto antes, porque hay una fuerte oferta mundial de inversiones privadas para centralitas de potencia SMRs (Small Modular Reactors)». Tan fuerte oferta que hay en danza 22 proyectos en Estados Unidos, 17 en Rusia, 10 en China, 5 en Canadá y 4 en Inglaterra.

Pero lo que más favorece a la firma rionegrina en esta materia es el haber sido, desde el año 2000, la más exitosa proveedora de reactores nucleares multipropósito del planeta Tierra. Hoy casi todas las 80 competidoras que tiene son –según Arias– «puro humo marketinero y financiero».

Es conjeturable, entonces, que se adviertan cercanías con el extraordinario proyecto que la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) ha trabajado los últimos 40 años: el CAREM, proyecto en proceso desde 1984 y que, entre 1987 y 2006, estuvo a cargo de INVAP. Y proyecto hoy clausurado por ignorancia, capricho o ceguera del presidente Milei.

Lo cierto es que el parecido situacional es tan obvio como elocuente, sí que también doloroso para la hoy amputada Ciencia Argentina.

El «nuevo modelo» en danza se llama AGR-300 y, según otro experto consultado por esta columna, pero que prefiere el anonimato, no es idéntico al CAREM aunque sí es «otro doloroso golpe para la hoy amputada Ciencia Argentina, que sufre las horribles decisiones de un primer magistrado que parece cualquier cosa menos amante de su pueblo y sus riquezas».

Ese proyecto, en efecto, fue detenido también por el actual gobierno, desde el cual se añade su nombre al que podría considerarse «Cuadro de Horror» en el que están otros ex presidentes –Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri– cuyos gobiernos también frenaron el CAREM. Sólo que lo hicieron mediante la simple negación de fondos y por una razón política que algunos llaman «la Embajada».

Como sea, todo el mundillo SMR está hoy concentrado en propuestas tecnológicas diversas. Arias, como especialista consultado, asegura que hay de todo: desde copias viles del CAREM (que fue el primer proyecto SMR en la historia nuclear), hasta copias variopintas, la mayoría estadounidenses. «Pero hasta ahora –que se sepa– ninguna construyó nada y todas siguen siendo proyectos para inversores, sobre todo norteamericanos».

Al respecto, marca la cancha: «Los únicos proyectos experimentales que llegaron a funcionar son seis y están en China, Rusia, la India y Argentina (con el CAREM). «De todos ellos –concluye– los que están en línea y entregando electricidad son tres y en tres países poderosos: China, Rusia y la India»..

En ese contexto el caso argentino lleva 40 años demorando un proyecto; al que impulsó un único gobierno nacional (el de CFK) y otro que lo hizo tarde y poco (el de Alberto Fernández). De modo que era cantado que iba a ser copiado, dados los incontables ingenieros nucleares formados en la Argentina. «Así los coreanos nos copiaron el CAREM e hicieran su SMART, y también los norteamericanos con su NuScale».

Pero la gran moraleja, en opinión de esta columna, es la que concluye Arias con todo acierto: «los únicos SMRs que se terminan y funcionan son los que construyen empresas nucleares pertenecientes a Estados Nacionales. Así sucedió en la Argentina durante años y computando también demoras. El resto de los proyectos aborta». Y fue en esta onda, diríase, que se incluyó en 2022 a NuScale, que es la mejor copia que se hizo del CAREM, e incluso, dicen algunos, algo mejorada.

Quedará por verse si fue por eso mismo, por eficiente, que acabó quebrando a pesar de enormes inversiones la participación de laboratorios nacionales nucleares y de universidades estatales de renombre.

Lo cierto es que el NuScale, cierra Arias, «es un muy buen diseño, como que salió de aquí y en los Estados Unidos ya lo tenían vendido a otros 11 países cuando la distribuidora eléctrica UAMPS, que alimenta a 7 estados del MidWest y tenía precontrato por la energía, se aburrió de los aumentos de precio que debían del megavatio/hora estimativo». Y es que la electricidad nuclear es asunto de expertos, y «para desarrollar una central nueva se necesitan espaldas anchas, de Estado».

Por ahora, el mercado no premia a la fuente que emite menos carbono (la nuclear). Tampoco alienta la única libre de carbono pero que es «de base». Eso el mercado eléctrico sólo lo hace en los grandes capitalismos de Estado, como China, Rusia, la India o Corea, que no creen que su planificación energética se tenga que decidir en alguna bolsa de valores extranjera. Y concluye: «Porque son capitalismos de Estados que además no reciben órdenes de embajadas».

Lo cierto es que el marco nacional y financiero en que INVAP presenta su nuevo AGR 300 es simultáneamente muy favorable para captación de inversiones. Como también parece el peor del mundo en concreción material de las mismas, según Arias: «Y eso porque aquel EEUU tecnológico y fabril llegó a los ’80, pero luego se fue disolviendo en una enrarecida economía de servicios abastecida por China y cuya única producción material masiva hoy son los ´homeless`».

Lo cierto es que INVAP –cierra Arias– aunque recién incorporado a esa carrera, «en ese circuito debería destacarse del pelotón justamente porque los tipos son fierreros de ley. Y de los buenos. Desde 1981 le construyeron reactores a Perú, Argelia, Egipto, Australia, Arabia Saudita y Holanda. Entregados todos en tiempo y forma, andan todos joya salvo el de Holanda, el 2do mayor del planeta, pero porque sigue en obras. Y con el reactor de Australia, el universo nuclear es unánime: es el mejor del mundo».

Y no sin orgullo, añade: «Tanto que, cuando pinta INVAP en una licitación limpia, EEUU se abstiene. A Canadá y Francia los sacamos del mercado de los reactores multipropósito. Y próximamente le hacemos otro a Uganda, con lo que serán ya dos en África, el continente de mayor velocidad de crecimiento demográfico».

En suma, subraya, «INVAP no es empresa de chantas ni de aficionados. Nació nuclear y vive nuclear, estrictamente de lo que vende, y en general, exporta. Todos los satélites que construyó para la CONAE y ARSAT funcionaron y funcionan bien. Se cargó a espaldas la radarización de las rutas aéreas comerciales argentinas, hizo todo el Sistema Nacional de Alertas por Radares Meteorológicos, radarizó barcos, aviones e instalaciones de las FFAA, y exporta… Y no ha desaparecido pese a medio siglo de hostilidad sistemática del Departamento de Estado o de sus representantes locales con banda presidencial, que pueden ser los peores».

Y remata: «Estos tipos de Bariloche son duros de matar. Y no les falta audacia. Pero tampoco están condenados al éxito. Así que mucho ojo».