miércoles, enero 15, 2025

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El BCRA bajará otra vez la tasa pero los créditos siguen siendo caros

El Gobierno avanza en su estrategia de reducir la inflación, con el anuncio de bajar a la mitad (1%) la depreciación del peso a partir de febrero. Esa decisión podría anticipar que el Banco Central aplique una nueva reducción en la tasa de interés en las próximas horas.

El desafío para el BCRA es mantener el equilibrio entre tasa de interés, movimiento del dólar e inflación, para dar certidumbre a los inversores. La tasa de referencia de la autoridad monetaria bajó del 35% al 32% nominal anual, y podría volver a reducirse.

Para la consultora 1816, la baja del crawling peg será acompañada por una nueva reducción de la tasa de política monetaria, aunque en una proporción considerablemente menor.

El ritmo del crawl bajará a la mitad, pero la tasa quizás retroceda 10% o 15%, es decir, entre 300 y 500 puntos básicos desde el 32% actual de la tasa de Lefi. Esto podría anticipar que el BCRA llevaría la tasa al 29% o 30%.

El banco de inversión JP Morgan proyectó que la inflación mensual promediará el 2% mensual en el primer trimestre, bajo el supuesto de desaceleración del crawling peg del 2% al 1%, lo cual se confirmó. Los rendimientos implícitos de los bonos se mueven con la misma expectativa.

La decisión de reducir el crawling peg fue interpretada por el mercado como un primer paso en el objetivo de avanzar en la eliminación del cepo cambiario.

Se suman la necesidad de una monetización de la economía pendiente cercana a los $20 billones, que las variaciones mensuales del IPC ser acerquen lo más que se pueda a cero y, fundamentalmente, conseguir al menos u$s 11.000 millones -del FMI o inversores privados- para reforzar las reservas del BCRA, que se encuentran en un rojo de u$s 6.000 millones si se descuentan los pasivos.

Baja en la tasa de interés: qué ocurre con los créditos bancarios

En ese marco, el riesgo país perforó los 600 puntos y se ubica en su nivel más bajo en más de seis años. Una mejora más profunda de ese indicador permitiría al Tesoro salir al mercado para refinanciar los vencimientos con privados de julio próximo, según el escenario que proyectan en la Casa Rosada.

Allí también se observa qué está ocurriendo con los créditos bancarios, una variable considerada clave por el ministro de Economía, Luis Caputo, quien viene sosteniendo la necesidad de que «los bancos vuelvan a trabajar de bancos», en lugar de prestarle al Estado.

Es decir, que el corazón de su negocio sean los préstamos hipotecarios, personales, prendarios y destinados a la producción, en especial de las pymes.

Allí hay dato que hace ruido. En despachos oficiales se viene observando con preocupación la enorme brecha que existe entre las tasas de interés, donde según el tipo de préstamo pueden llegar a superar largamente el 100% anual, un nivel desproporcionado en una economía que redujo la inflación a menos del 3% mensual.

«El costo de vida cayó en forma notoria el año pasado, y parece que el sistema financiero no está acompañando ese ritmo de reducción del costo del dinero«, se escucha en el Gobierno.

Mientras los bancos pagan un 30% anual por un plazo fijo, hay créditos que se ubican en torno al 70% anual, y el descubierto en cuenta corriente ronda el 100%.

Y todo en un escenario donde el volumen de los créditos crece a pasos agigantados. El saldo total de los préstamos al sector privado en pesos aumentó en $38 billones el año pasado, y llegó a un nivel récord de $54,5 billones en diciembre. Este incremento equivale a un 233% interanual, superó ampliamente la proyección de inflación acumulada, que se ubicó por debajo del 120%.

Además, desde mayo de 2024 el ritmo mensual de aumento de los créditos se situó por encima del índice de precios al consumidor, alcanzando un promedio de $4,1 billones mensuales.

En el sector bancario recuerdan que la relación préstamos/PBI en la Argentina continúa en niveles históricamente bajos, ubicándose por debajo del 8%. Este porcentaje coloca al país entre los valores más bajos de la región.

Los préstamos personales encabezaron el crecimiento durante el año. En diciembre, el saldo total alcanzó $10,08 billones, con una suba del 10,3% y un fenomenal crecimiento interanual del 415%.

Las tarjetas de crédito cerraron el año con un saldo total de $15,5 billones, mostrando un alza nominal del 8,5% en diciembre respecto al mes anterior. Allí también se notan niveles de interés que parecen demasiado altos para una economía con inflación a la baja, del 90% anual sobre el saldo deudor.

En cuanto a los créditos hipotecarios, incluidas las líneas ajustadas por inflación (UVA), experimentaron en diciembre un aumento del 22% respecto dl mes anterior, el mayor crecimiento porcentual del sistema financiero en ese período. Se nota en la fuerte mejora que están mostrando las escrituraciones.

En cuanto a los préstamos prendarios, el saldo total llegó a $3,2 billones en diciembre, reflejando un aumento interanual del 231%.

A su vez, los créditos comerciales alcanzaron un saldo de $20,8 billones en diciembre, con un crecimiento mensual del 7,3% y un aumento interanual del 230%.

Con relación a los préstamos en dólares, subieron 16% en diciembre respecto del mes anterior, acumulando un incremento interanual del 215%. El stock total en moneda extranjera ya se acerca a los u$s 11.000 millones.

El sector bancario fue uno de los grandes ganadores en el último año. Las principales entidades, como Banco Macro, Banco Santander Río y BBVA Argentina informaron un aumento significativo en sus resultados operativos y netos.

Según el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, las nuevas herramientas de política monetaria, como la Letra Fiscal de Liquidez, favorecieron a las entidades. Por ejemplo, Banco Macro registró un incremento del 425% en su resultado operativo y del 65% en su resultado neto. Santander Río, por su parte, aumentó su ganancia operativa en un 496% y su ganancia neta en un 727%.

El informe subraya que, a pesar de los avances registrados en 2024, el sistema financiero argentino continúa mostrando bajos niveles de financiamiento al sector privado en comparación con otros países de la región. Esto deja espacio para un posible aumento en las colocaciones crediticias en el próximo año.

La cuestión es que los bancos se convenzan de que es negocio prestar en la Argentina. El principal argumento de las entidades financieras para explicar por qué es bajo el nivel de préstamos está vinculado con la inestabilidad histórica de la economía local y el hecho de que la mayoría de los plazos fijos estén colocados a corto plazo. Para quienes acreditan sueldos en el banco la tasa puede ser muy tentadora: 66% anual.

En el caso del Banco Nación, ofrece créditos personales de hasta $25.000.000. Pero el plazo máximo de devolución es de 60 meses, y el monto solicitado no puede exceder el 35% de los ingresos netos mensuales del solicitante. La tasa es del 49%.

A enero de 2025, el Banco Provincia, BBVA y Banco Macro cuentan con propuestas de créditos personales que incluyen montos específicos y plazos de devolución ya establecidos para quienes los soliciten. En el caso del BAPRO, ofrece hasta $50 millones, a 72 meses. La tasa para el público en general es fija, de 88% anual.

Por su parte, el BBVA ofrece un préstamo de hasta $40.000.000 a pagar en 60 meses, pensado para empleados en relación de dependencia o trabajadores independientes entre 18 y 74 años que sean clientes de la entidad, con ingresos mínimos desde $271.571 y una Tasa Nominal Anual (TNA) del 76%.

Todo indica que la reducción de las tasas en pesos será tratada este jueves en la reunión de directorio del BCRA.

La licitación de deuda del Tesoro

Otro impacto a seguir de cerca es la licitación de deuda del Tesoro de este miércoles, que se espera cuente con alta participación ante la expectativa de reducción de tasas. Durante la rueda algo se podrá verificar en los rendimientos de las Lecap y Boncap a los diferentes plazos. Vencen poco más de $1,7 billones, en su mayor parte de una Lecap que amortiza esta semana.

Para el gobierno, el dólar barato es un éxito de gestión, aunque persisten las quejas de sectores como la industria, por el retraso cambiario. Para Alejandro Werner, ex director del FMI, en el organismo no observan en forma positiva el retraso del tipo de cambio, pero compensan esa visión ponderando el ajuste fiscal.

En cuanto a los créditos, la capacidad de los bancos para otorgar préstamos hipotecarios con fondos propios se está agotando y eso se está comenzando a sentir en los requisitos que piden a los clientes. Así lo refleja un informe de la Fundación Tejido Urbano, donde se cuenta cómo viene bajando la cantidad de financiamiento otorgado en los últimos 5 meses.

El informe consigna que en un contexto donde el mercado de crédito muestra una demanda pujante por parte de los hogares, «la falta de liquidez puede desencadenar múltiples problemas económicos y sociales, especialmente en un país como Argentina».

El trabajo dice que «un ejemplo reciente se observa en el comportamiento del crédito hipotecario UVA» porque «tras un crecimiento sostenido durante cinco meses, pasando de $850 millones a más de $58.000 millones semanales en desembolsos, los últimos días de noviembre marcaron un cambio de tendencia con una caída del 13%, situándose en $51.000 millones semanales».

Este retroceso refleja las crecientes dificultades para sostener el ritmo de financiamiento, afectado por las restricciones de liquidez en el sistema financiero.

Para el 2025 las entidades financieras están pidiendo a las autoridades del mercado de valores que permitan la securitización de carteras. Esto es: que el banco emita un título de deuda a 10 años, por ejemplo, cuyo activo subyacente sean los préstamos que otorgó. En otras palabras, le pide prestada plata a los inversores y ofrece como respaldo, la promesa de pago de los que pidieron créditos hipotecarios.

La principal dificultad con esta iniciativa es que la mala administración de esta herramienta derivó en la feroz crisis del 2008, motorizada por las hipotecas basura.

Fue cuando, interesados más en el negocio financiero de la securitización, los bancos comenzaron a ofrecer créditos a personas de escasa capacidad crediticia.

En una Argentina donde, a contramano del mundo, la ropa y las zapatillas se compran en cuotas, y las propiedades en efectivo, el trabajo del sistema financiero para revertir ese escenario es enorme, coinciden los analistas económicos.